miércoles, 11 de noviembre de 2015

Escuela de Barbizon




La escuela de Barbizon


El único mérito que tengo es haber pintado directamente de la naturaleza, con la intención de comunicar mi impresión incluso de los más fugitivos efectos. - Claude Monet

Otoño (Museo de Bellas Artes, Reims), de Théodore Rousseau, creador de la Escuela de Barbizon, armoniza un dibujo vigoroso y una técnica minuciosa que le permite precisar hasta el mínimo detalle de la naturaleza logrando una atmósfera poética no exenta de melancólico dramatismo. De este modo, los de Barbizon se rebelan contra las estructuras opresivas del academicismo imperante.

Tratar lo que encierra esta escuela es recrear hechos relevantes que marcan un antes y un después. Así, pues, a finales de 1840, en un pueblo llamado Barbizon, cercano a los bosques de Fontainebleau (Francia), entorno a esta cápsula de belleza y naturaleza se reunían pintores que conformaron la popular academia. Dichos paisajistas, implementaron una pintura basada en la captación de la naturaleza que los rodeaba de forma realista. Con el menor interés de modificarla o alterarla y considerados como los precursores del Impresionismo.

Théodore Rousseau


Según los datos históricos, el principal representante es Théodore Rousseau (1812 – 1867), hijo de una familia burguesa, al comienzo se formó en el comercio, pero, más tarde mostró su talento para la pintura. Sus primeros frutos fueron bajo la potestad del clasista Lethiére. Este artista, solo en 1848 fue reconocido ante el público. Puesto que, en 1836, luego de la exposición de su gran obra La descendente des vaches  (La bajada de las vacas) fue rechazado por los artistas clásicos; y desde entonces hasta la fecha mencionada anteriormente -1848- fue descalificado seguidamente.



Éste avezado hombre no fue el único en llevar la temática de esta Escuela. Así que, más tarde se unen: Jules Dupre (1811 – 1819), amigo y colaborador durante mucho tiempo. Uno más es Narciso de la Peña (1807 – 1876), hijo de una familia española, inicialmente se desempeñaba como decorador de piezas de porcelana. No está de más agregar que, pintó escenas mitológicas con desnudos femeninos como Ninfas. Otro nombre por destacar en este grupo es Charles Francois Daubigny (1817 – 1878), miembro de una familia de artistas. Desde joven se mudó a Italia para dar inicio a su formación con Bertin Granet y Delaroche, por tal motivo, logra lo más apetecido: la adecuación de la luz y la atmosfera en el paisaje. Este pintor, se refugiaba en la soledad y armonía mientras se estableció en Auvers – sur- oise, convirtiendo el sitio en su preferido para sus futuras obras, así como lo haría: Pisarro, Guillaunim, Van Gogh.

Con lo expuesto, es pertinente afirmar que este círculo de pintores buscaba alejarse definitivamente de la confusión de la sociedad, de las promesas tecnológicas y de las estrictas reglas de la Academia de Bellas Artes.

En este orden de ideas, rotundamente eliminaron en sus obras la idealización y los elementos de abstracción. Asimismo, compartían con Corot (1796 – 1875) un pintor más que nació en París, el interés por la luz y los valores tonales. Por consiguiente, en 1850 sus muestras tienen un cambio, es decir, un estilo nebuloso y artificial, el cual, provoca una aceptación con crítica. 

Ahora bien, todos los miembros compartían el mismo interés de éste paisajista, observar la naturaleza minuciosamente. Por ende, los llevó a reflexionar sobre el punto clave que es la importancia de la luz, y al papel que cumple la atmósfera que nos rodea.

Las espigadoras por Jean Fancois Millet 1857
Teniendo esto en mente, los temas mitológicos, históricos o religiosos, pasan a un segundo plano, luego de haber sido lo más valorados en aquella época. Dándole la bienvenida a un género menor: el paisaje, la vida rural y el campesino. Desde este punto de vista, la Escuela de Barbizon es un proyecto cumplido, considerado como un hito, en razón o pro del grupo de retratistas que vivieron en la aldea. Un estilo que se transformó en referencia para el arte del siglo XIX, influyendo en las distintas escuelas regionales. No obstante, como todo progreso, por querer duplicar tal cual a la naturaleza, estos hombres, se salían de los talleres y ejecutaban el desarrollo de la obra al aire libre, con el fin de mostrar una gran cantidad de matices lumínicos. Ello aumentó que esta corriente se denominara como uno de los últimos movimientos del Realismo francés.

Aquí vale la pena hacer una pequeña digresión, pues, del Individualismo de 1830 y al Positivismo de 1850, son dos ejes que se complementan y contribuyen para el nacer en la representación del paisaje. Fue Camille Corot, quien protestó como el único representante, en ese entonces, de ese tránsito paisaje clásico – paisaje realista. Gracias por su estabilidad económica no pasó necesidades como los demás autores. A pesar de su amor por la naturaleza y las enseñanzas de los paisajistas, infortunadamente se retiró de estos ideales. Pues, con el pasar del tiempo, él se inclinaría a disociar el paisaje de la figura. Entre 1865 y 1875, cuando no podía viajar por motivos de salud, sus producciones se centrarían en las figuras femeninas. Aquellos monumentos de mujeres no parecen o muestran haber posado para el artista, sino que han sido captadas con rapidez y astucia.

En el mismo sentido, para los románticos paisajistas, un paisaje lo era todo, el centro de su universo. Con la inquietud de investigar la naturaleza, con el fin de que nazca la inspiración, los pintores se motivaron por tener en cuenta pequeños aspectos. Por lo tanto, los pintores de la generación realista fue dejar al descubierto las maravillas del paisaje francés y darle un sí a la idea de plasmar lo más insignificante de la naturaleza; unir el hombre y al animal con el paisaje para ser solo uno. Sin afectar ninguna de las piezas. Con todo esto, emerge una ruptura con lo animado y el paisaje romántico. Esta forma de arte sería rescatada y ampliad hacia la década de 1860- 1870, por los impresionistas.

PINTURAS

La ribera del río – Charles Daubigny (1866)
Tema: fue pintado en 1866 cuando Daubigny ya había construido su taller flotante (1857), con el que viajó por los ríos Sena y Oise para plasmar paisajes de las vías navegables.

Composición: está etrucuttrada en tres elementos básicos: la vegetación de la ribera, el agua del río, y el cielo. Éste paisajista logró crear la ilusión de profundidad y la impresión de una atmósfera envolvente con ingenioso recurso de crear una zona más clara en el cielo cerca del horizonte. 

Pincelada: es una técnica que anticipa un rasgo que desarrollarían muchos de los impresionistas: la pincelada suelta, sin suavizar.


Vista de las afueras de Granville 1833 - Pintura de Théodore Rousseau

Tema: se refiere al paisaje de un pueblo llamado Granville, en la que se resalta lo maravilloso del paisaje relacionada con las actividades de la vida diaria.

Composición: se destacan tres elementos como las masas de vegetación, la zona terrosa y los campesinos, en la mitad del cuadro contribuyen a equilibrar la enorme masa vegetal que aparece en la parte izquierda. 

BIBLIOGRAFÍA








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