sábado, 7 de noviembre de 2015

ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO

La arquitectura renacentista es una creación típicamente italiana y presupone en el arquitecto una sólida formación científica al tratarse de un arte cultural. Los arquitectos se sienten animados por el deseo de romper con la estética medieval.

Frente a la ambigüedad de las formas góticas, oponen las formas y principios de la arquitectura clásica con una renovación total de sus planteamientos, de sus credos estéticos y de sus formas. No se trata de una copia de los mismos, sino que a partir del conocimiento de las leyes en las que se basaba el arte clásico, lo adaptaran siguiendo criterios propios.


La arquitectura renacentista está estrechamente vinculada a las matemáticas, convirtiéndose en la principal ayuda del arte, que se preocupaba por fundamentar racionalmente su ideal de belleza, así, los arquitectos toman como fundamento las formas básicas geométricas claramente perceptibles, las perfectamente regulares y racionales: círculo, cuadrado, cubo, esfera, cilindro.

Establecen unas relaciones simples entre longitud, altura y profundidad. Equilibrio entre las dimensiones de la planta y su altura: no deben predominar las dimensiones verticales sobre las horizontales. Otro rasgo característico es la preocupación por conseguir una visión unitaria de la obra, articulando los distintos elementos arquitectónicos entre sí y con el conjunto.

También está presente en la arquitectura el antropocentrismo del Renacimiento. Los arquitectos al determinar las proporciones que las distintas partes del edificio deben guardar entre sí, toman como modelo el cuerpo humano y la organización existente entre los miembros del mismo. Esta referencia a la figura humana ya se encontraba en el tratado de Vitruvio.

El espacio es organizado de acuerdo con las leyes de la perspectiva, considerada como método racionalizador de la visión. Las  principales construcciones eran templos, palacios, villas, bibliotecas etc. Las construcciones de carácter civil adquieren tanta importancia como las religiosas, produciéndose una renovación tipológica de las mismas por influencia de los “mecenas”.

Elementos arquitectónicos:

En general, la arquitectura renacentista utiliza elementos constructivos y decorativos tomados de la arquitectura romana clásica.

Los materiales más empleados son el ladrillo y el aparejo ordinario revestido de mármol.

  • Muro: recupera su función (auténtico elemento sustentante y de cerramiento) valorando su superficie que, en oposición a la estética gótica “que buscaba desmaterializar el cuerpo del edificio y borrar irracionalmente los límites espaciales”, se hace plana, limpia, luminosa, sin frescos ni mosaicos, creando así un espacio perfectamente delimitado.
  • Ordenes Arquitectónicos: Se toman los clásicos pero con un canon más esbelto
  • Arco de medio punto
    Columnas y pilastras: El capitel preferido es el corintio o compuesto, adornado con grutescos. La columna puede tener el fuste liso o bien, lo que es más característico, ser balaustrada, es decir, constituida a base de diversas molduras cuadradas y curvas, ensanchamientos y estrechamientos sucesivos. Pilastras adosadas a los muros.Tanto las columnas como las pilastras entran en la composición de las fachadas y en la decoración de los interiores.
  • El arco empleado es el de medio punto, sobre columnas (la razón es que es el único arco totalmente racional). 
  • Cubiertas: Cúpula, su utilización es una de las características más destacadas de este estilo, símbolo de la geometría y de la Majestad Divina y del orden divino del Universo. 
  • Bóvedas: De cañón, con casetones (compartimentos huecos y geométricos en que queda dividida una cubierta; suelen tener forma de artesa invertida y con un rosetón en su fondo), de arista, vaída etc. Cubierta plana de madera, con casetones. 
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  • Planta:
    Basilical de cruz latina: Aunque no era un esquema válido para el pensamiento renacentista, no se atrevieron a dejarla de utilizar de pronto, por su carácter simbólico, se limitaron a modificar en el interior el modo de percibir los espacios.
    Centralizada: El problema de conseguir un espacio unitario les llevó a la planta de plan central, de cruz griega o circular, siendo esta la típica iglesia del Renacimiento. IMAGEN 5
  • Interiores: La estructura interna se caracteriza por ser espacios diáfanos, claros, uniformemente iluminados. Cúpula sobre el crucero o lugar central. Las escaleras son uno de los elementos más cuidados y frecuentes en las construcciones.
  • Elementos decorativos: Temas tomados del repertorio clásico: frutos, flores, objetos colgando de cintas, guirnaldas, medallones, bucráneos, amorcillos, almohadillados, etc. Lo más característico del Renacimiento son los grutescos, motivo decorativo basado en seres fantásticos, vegetales y animales, completamente enlazados y combinados formando un todo. IMAGEN 6
  • Bicromatismo: aprovechaban el contraste entre el color blanco del enlucido de los muros y el gris de la piedra para resaltar los elementos constructivos básicos: órdenes, arquivoltas, entablamentos etc.
ARQUITECTURA DEL QUATTROCENTO

El principal centro será Florencia, bajo el mecenazgo de los Médicis, grandes impulsores del arte. El principal representante fue Filippo Brunelleschi, uno de los arquitectos italianos más famosos del siglo XV.

Su fama estuvo asociada, sobre todo, a la cúpula de la catedral de Santa María de las Flores en su natal  Florencia, ya que sus conocimientos de ingeniería le permitieron solventar los problemas, en apariencia insolubles. Fue el  encargado de finalizar una obra que ya se había iniciado en el Trecento italiano por Arnolfo di Cambio. La catedral era de estilo gótico y tenía la genuina decoración bícroma de la arquitectura románica toscana.

 Cúpula de Santa María de las Flores en Florencia, Italia.

De igual manera, su arquitectura elegante y moderadamente ornamental queda comprendida a la perfección en dos espléndidas creaciones: la capilla Pazzi y la Sacristía Vieja de San Lorenzo. Son dos obras de planta central, basadas en la armonía visual y en la alternancia, característica del artista, entre arenisca gris y estuco blanco.
Capilla Pazzi
Sacristía de San Lorenzo
Palacio Pitti
Hospital de los Inocentes
Hubo otro exponente de este período, Michelozzo, arquitecto y escultor florentino que se formó en el taller de Ghiberti y trabaja como colaborador de Donatello. El convento de San Marcos es la obra por la que comienza a destacar por la complejidad de su construcción.
Palacio Médici-Riccardi
Aunque, su proyecto decisivo fue el Palacio Médici-Riccardi de Florencia, en su fachada alterna un revestimiento modulado hacia el exterior, con el sillar liso y luego el ladrillo. Con esta solución, que equivale a una interpretación del castillo medieval desde la óptica renacentista, sienta las bases de un modelo de palacio florentino que se repetiría con posterioridad. Por lo general la distribución de este tipo de construcción es geométrica y para aligerar la estructura se crean galerías o abren grandes ventanas.

También se distinguió León Bautista Alberti, primer tratadista del Renacimiento. Creía que la belleza arquitectónica residía en la armonía y esta procedía de la proporción matemática. Prefería las fachadas inspiradas en los arcos de triunfo, como ocurre con su obra principal: San Andrés de Mantua.
Templo de San Andrés de Mantua
Templo Malatestiano de Rímini
Palacio Rucellai de Florencia

ARQUITECTURA DEL CINQUECENTO

Aproximadamente el primer tercio del siglo XVI, Florencia atraviesa un periodo de inestabilidad política, por lo que los artistas abandonan la ciudad, instalándose en Roma y Milán. Será ahora Roma, bajo el mecenazgo de los Papas, el principal centro creador del arte “clásico” renacentista.

La crisis planteada por las contradicciones entre Cristianismo y Cultura Clásica, surgida en Florencia durante los últimos años del siglo XV, encuentra ahora una alternativa en la que triunfa el nuevo ideal del humanismo cristiano, siendo la ciudad de Roma, el símbolo que representa el poder político logrado por la Iglesia y el Papado.

En general, las características de la arquitectura de este siglo se ajustan básicamente a las del anterior. Bramante, Miguel Ángel y Rafael son los tres grandes artífices empeñados en la elaboración de un nuevo lenguaje que supere la contradicción entre Cristianismo y Cultura Clásica.

Templete de San Pietro in Montorio
Se utiliza con mayor rigor los órdenes clásicos de acuerdo con unos cánones establecidos, también se emplean frontones triangulares y curvilíneos. Se imponen las iglesias de planta centralizada con cúpula, símbolo del orden divino existente en el Universo.

Bramante es la figura de enlace entre la arquitectura del Quattrocento y la del Cinquecento. Aunque formado en Lombardía renuncia a lo ornamental y subraya en sus obras la simplicidad estructural entendida como un valor estético.

Con el templete de San Pietro in Montorio demostró que lo grandioso no tiene nada que ver con el tamaño. La construcción corrió a cargo de los Reyes Católicos en honor al nacimiento de su único hijo varón, que coincidió con la festividad de San Pedro Apóstol, en el mismo lugar donde según la tradición sufrió martirio.

Sin embargo, la cumbre de la creación de un espacio religioso lo encontramos en la Basílica de San Pedro del Vaticano, Bramante fue el elegido para realizar el primer diseño. Impuso un esquema central, con una planta de amplia cruz griega, abovedados sus cuatro brazos con cañones, cerrándose cada uno de los tramos con ábsides semicirculares. En el crucero se alzaría una gran cúpula de 40 metros de diámetro, compensada por cuatro pequeñas cúpulas y torres en las esquinas, al modo bizantino.

Muerto Bramante en 1514 será Rafael el encargado de la construcción. Intentó acomodarla a la cruz latina, por lo que el templo se ampliaría hacia los pies con un cuerpo de tres naves y dos de capillas, ubicándose en la zona de los pies un amplio nartex dodecástilo. Los tres ábsides se dotarían de deambulatorios. El fallecimiento de Rafael en 1520 motivó que su proyecto no se pusiera en marcha, quedando sólo el grabado de la planta realizado por Serlio.

Basílica de San Pedro del Vaticano
Antonio da Sangallo el Joven será el nuevo arquitecto que lleve el proyecto adelante. Mantuvo muchos de los elementos de Bramante, pero su proyecto no responde a la planta central, ya que antepone a la cruz griega un cuerpo entre altas torres que recuerda a las catedrales románicas de la región alemana de Renania.

La construcción definitiva se debe a Miguel Angel, nombrado sucesor de Sangallo a su muerte en 1546. Retoma el plan de Bramante de planta centralizada, pero con una sola entrada. En el centro se levantaría una majestuosa cúpula sostenida por robustos pilares ochavados y equilibrada por otras cuatro cúpulas menores en los lados. En los tres impresionantes ábsides dispuso pilastras de orden gigante. La cúpula, con 42 metros de diámetro y sobre un espectacular tambor, se eleva por encima de las colinas de la urbe, quedando como punto de referencia para la cristiandad. La grandiosa cúpula sería concluida por Giacomo della Porta con un perfil más agudo que el planteado inicialmente por Miguel Angel.


BIBLIOGRAFÍA

Gombrich, E.H. (1997). La historia del arte. Phaidon. 


Merlo, C. (2006). La historia del arte: desde la prehistoria hasta nuestros días. Ediciones Robinbook. 

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