martes, 25 de agosto de 2015

LA CIVILIZACIÓN EGIPCIA Y SU APORTE ARTÍSTICO

Los orígenes de esta civilización, que se desarrolló a lo largo de unos tres milenios, se remontan a fines del IV milenio a.C. Herodoto denominó a esta civilización como "el don del Nilo, y desde que el historiador griego abriera el libro de la Historia contando las maravillas de un país extraordinario, Egipto ha cautivado a todas las civilizaciones y ha hechizado y sigue hechizando a cuantos se han acercado a su civilización.

Por: Olga Ortiz, Sharit Romero, Paula Garcés, Danya Balero, Natalia Urrea y Adalberto Martínez


Nos aproximamos a su historia y un halo de misterio y de enigmas sin resolver parecen envolver su pasado, por más que sea una de las civilizaciones antiguas más y mejor estudiadas. 

Pero siempre hay algo más que hace especial el Egipto de los faraones: su desarrollo cultural; su temprana civilización; sus logros de progreso como las canalizaciones o el calendario que les marcaba el propio Nilo con sus crecidas; el aislamiento de su geografía; o su riqueza extraña en medio del desierto; el secreto prolongado durante tanto tiempo de sus jeroglíficos; y sobre todo sus dioses y sus cultos funerarios, motivo de sus portentosos monumentos, que elevan la grandeza de Egipto a un verdadero mito de la Antigüedad.

Pero el arte de Egipto no se limita a la construcción extraordinaria de sus pirámides, a la obra de sus templos, y a las tumbas fabulosas que de vez en vez descubren los arqueólogos. Egipto desarrolló también en el campo de las artes plásticas una obra excepcional por su enorme variedad y su calidad técnica. No era un arte para la belleza. Ni los artistas ni sus mecenas buscaban en el arte egipcio la magia de lo hermoso, como les ocurrirá siglos después a los griegos.

El arte de Egipto es un arte práctico y utilitario, al estar íntimamente ligado a su función funeraria y al interés de la monarquía. Por ello es un arte de carácter simbólico, que además cambia muy poco a lo largo de los siglos, porque a la tradición secular que definía todas las manifestaciones de la cultura egipcia, había que añadir las propias tradiciones asumidas por artistas y talleres que eran muy difíciles de alterar.

Un arte para sus dioses, para el mundo de ultratumba y para sus faraones, principalmente, pero también un arte en el campo de las artes plásticas, que en ocasiones le hace un guiño a la vida cotidiana y a las manifestaciones más simples de la belleza. Un arte por todo ello fascinante, que nunca nos podrá dejar indiferente.

El desarrollo de esta gran civilización se puede ver en cuatro periodos o fases en las que se desarrollaron un gran número de avances artísticos con características propias de cada uno de estos:

El periodo prehistórico o Periodo Predinástico (4.500 -  3.100 AC)
  • Alrededor del año 3000 a.C. se produjo en el antiguo Egipto el paso de la prehistoria a la historia, con el desarrollo de una serie de importantes cambios, tales como el nacimiento de la escritura, la mejora del sistema de riego, que comportó cosechas más abundantes, y la unificación política del país, con la fusión del Alto y Bajo Egipto.
  • Generalmente se identifica a Narmer con el legendario Menes, que según la tradición se convirtió en el primer faraón de Egipto.
  • Se construyen las primeras pirámides, conocidas como “Mastabas”, que eran complejos funerarios o necrópolis. 

Paleta de Narmer – cuenta la historia del rey Menes que unifica 
Egipto dando vida a un gran Imperio

El Imperio Antiguo (2.650 – 2.150 AC)
La pirámide Saqqara, una mastaba 
más elevada y perfeccionada
  • Es durante este periodo crucial que la escritura jeroglífica alcanzó un nivel razonable de sofisticación y las técnicas artesanales lograron un nivel alto de profesionalismo.
  • Durante el Imperio Antiguo el Rey Djoser, construye la pirámide de Saqqara, es el primero y más famoso rey de la tercera dinastía.  Es en este periodo que se establecen los canones artísticos que duraran más de tres mil años.
  • Los trabajos de Keops, Kefren, y Micerino, la creación de las tres pirámides en Giza representan la cresta de logros en el campo arquitectónico.
  • La pirámide de Micerino 
    es la más pequeña 
    de las ubicadas 
    en el valle de Giza, Egipto
    Pirámide de Keops, Giza - Egipto
    Pirámide y esfinge de Kefre
  • El sistema de escritura egipcio comprende tres tipos básicos de escritura: jeroglífica, hierática y demótica. Durante esta época, se registran todas las acciones del Faraón en escritura jeroglífica

El Imperio Medio (2.030 -1.640 AC)
  • Periodo de reavivamiento del carácter egipcio se establece la capital en Tebas.
  • En las expresiones artísticas, hay una tendencia hacia una representación "humanizada" de la realeza.
  • El arte del Imperio Medio se caracteriza por el mayor realismo en general, y en particular en los retratos, y este mismo criterio lo imitó la nobleza egipcia.

El Imperio Nuevo  (1.550 – 1.070 AC)
Templo de Nefertari
esposa preferida de Ramses II
  Abu Simbel
  • Los monarcas reinantes de este periodo mostraron un interés genuino por el arte y la arquitectura. El arte proliferó, enriquecido por influencias asiáticas, con hermosas manifestaciones de pintura mural. La actividad arquitectónica recibió un gran empuje como consta en el templo de Amón, en Karnak, y en el templo de Luxor.
  • Ramsés II, fue un faraón imperial emblemático. Más que por sus conquistas territoriales, se le conoce por las abundantes construcciones colosales que legó a la posteridad, como el templo de Amón, en Karnak.
  • Durante este periodo que Egipto alcanzó el cenit de su gloria.
  • Los monarcas reinantes de este periodo mostraron un interés genuino por el arte y la arquitectura. Akhenaton, el Faraón hereje, alcanzó la cresta de innovaciones con lo que se llamó el naturalismo de Akhenaton.
  • Supone un desarrollo inigualable para la técnica del bajorrelieve y la de la pintura.


Ahora bien, a lo largo de todos los periodos anteriormente mencionados, la civilización egipcia logró desarrollar su arte en diferentes aspectos, tales como la arquitectura, la escultura y la pintura, dejando grandes obras y conceptos primarios de arte para todo el desarrollo de esta disciplina.

El legado de la arquitectura egipcia se con­solida a lo largo de los siglos, basado en una serie de características propias: su colosalis­mo constructivo, su perfección técnica, y su capacidad de movilización social para la realización de grandes obras.

Cuenta además con algunos elementos formales igualmente singulares. Así, su estructura arquitrabada, la utilización frecuente de muros en talud, el aprovecha­miento de la piedra como material cons­tructivo a pesar de las dificultades de su ex­tracción en aquel país de desierto, así como un modelo de sostén basado en grandes columnas rematadas en capiteles caracte­rísticos: lotiformes, palmiformes o papiri­formes, según su parentesco con las plantas que se reproducen talladas sobre la piedra.

Destacan como tipologías más caracte­rísticas, la arquitectura funeraria, de una enorme importancia en el arte egipcio dada su íntima relación vital con el mundo de ul­tratumba; y los templos, reflejo también del poder de la clase sacerdotal.

Por otra parte, los egipcios desarrollaron, debido a su actividad agraria, las técnicas de la agrimensura. Ello les familiarizó con la geometría y el cálculo aritmético, conoci­mientos que aplicaron a la totalidad de su arquitectura, otorgándole así unas propor­ciones precisas adaptadas a determinados módulos.

Arquitectura funeraria
La arquitectura funeraria es sin duda una de las expresiones más espectaculares de todo el arte egipcio, pero no hubiera sido posible sin el desarrollo profundo de una religión que le daba una importancia absolutamente trascendental al fenómeno de la muerte y la vida en el más allá.

El egipcio para poder iniciar el viaje al mundo más allá de la muerte, debía conseguir que permanecieran unidos los dos principios esenciales que constituían al ser humano: el ba, que aludía al aspecto inmaterial o alma del ser; y el ka, o fuerza vital, que se relacionaba con el cuerpo y el físico del sujeto.

 De ahí el interés de los egipcios por salvaguardar la apariencia física de los fallecidos, por medio de la momificación o la realización de estatuas y máscaras funerarias, única manera de que ambos aspectos del ser no se separaran en el otro mundo. De esta forma podía el difunto acceder a la barca del dios Sol- Rah, que al llegar el ocaso lo trasladaba al mundo inferior, o de ultratumba, donde a su vez asistiría al juicio de Osiris que pesaría su alma y decidiría su futuro eterno.

Es el inmenso poder económico y social acaparado precisamente por el fa­raón el que permitiría obras descomunales dedicadas a su descanso eterno: primero las mastabas, que luego se convirtieron en pirámides, y posteriormente los hipogeos.

Las mastabas

Estaban for­madas por una base tronco-piramidal con muros en talud, que quedaban enterradas y mimetizadas en el paisaje. Las primeras se realizaron en ladrillo, sus­tituido posteriormente por sillares de piedra perfec­tamente escuadrados.
Al interior contaba con dos niveles: el subterrá­neo con la cámara sepulcral a la que se accedía a través de pozos verticales, que se cegaban después de depositar la momia; y el nivel superior, en el que estaba la capilla, que imitaba la casa del difunto, donde los familiares podían pasar para depositar ofrendas.

Contaba con una o varias “falsas puertas” decoradas con relieves, que servían para indicar al espíritu del difunto (ba), el lugar por donde debía salir o entrar al edificio. Si la mastaba era de nobles o personajes de clase alta, al lado de esta capilla se disponía el serdab, o sala que contenía la estatua del difunto (ka).

Las pirámides

La pirámide es, por excelencia, la tumba del soberano, de ahí que se revista de un simbolismo especial. En primer lugar, se ha demostrado que algunas fueron concebidas bajo simbolismos numéricos, como es el caso de la de Keops, que recoge ciertas medidas astronómicas.

Al interior, la momia del difunto se disponía en un pozo excavado bajo la construcción, donde se hallaba la cámara mortuoria. También en las pi­rámides, por ser una evolución al fin y al cabo de las mastabas, se abría el serdab, que contenía el doble del difunto, junto a diversas

Son tumbas que corresponden al Imperio Antiguo y cuyo origen se encuentra en la superposición escalonada de mastabas, dando lugar a ejem­plos como la Pirámide escalonada de Zoser. Su refinamiento y perfección dará lugar a la pirámide propiamente dicha, que tiene sus mejores ejemplos en las tumbas de los grandes faraones de la IV dinastía: Keops, Kefren y Micerinos, anteriormente mencionados.

Los hipogeos

Se desarrolló du­rante el Imperio Nuevo, tratándose de una construcción que como su propio nombre indica, estaba excavada dentro de una montaña, con una disposi­ción interna que trasponía en cierto modo las estancias de las anteriores construcciones.

Son cámaras funerarias y templos subterráneos que se excavaron sobre roca, en la ladera de alguna montaña. Tienen una disposición laberíntica. Las paredes interiores solían estar decoradas con pinturas o relieves que reflejaban escenas de la vida cotidiana.

Destacan principalmente los excavados en la región de Tebas, en el enclave denominado del Valle de los Reyes.



Luxor, grande templo o necrópoli 
edificadas en el Imperio Nuevo 

en honor al dios Amón.
Por otro lado, los egipcios también desarrollaron obras artísticas en cuanto a los templos, que eran edificaciones inmensas, levantadas en honor a los dioses egipcios. En los grandes templos se distinguían una serie de partes:

La avenida, que desemboca en el templo con dos hileras de esfinges.

Grandes muros de la fachada, de forma trapezoidal y dispuestos en talud, llamados pilonos.

El patio o sala hípetra, rodeado por dos filas de columnas. Era el lugar en el que había un altar para realizar los sacrificios y al que podían acceder los fieles.

La sala hipóstila, formadas por varias hileras de columnas que se cerraban con una cubierta adintelada

Al fondo estaba una cámara donde estaba la imagen del dios, así como las dependencias sacerdotales. A esta estancia solo podía acceder el sumo sacerdote o el faraón.

Escultura egipcia

El escultor en Egipto era un personaje de segunda categoría (no así el arquitecto) por dedicarse a una actividad manual y es siempre un personaje anónimo y sin iniciativa creadora. Existían unas fórmulas establecidas por el Faraón y los Sacerdotes que el artista debía acatar.

La escultura egipcia es hierática, ceremoniosa, solemne y en todas existe un evidente continuismo a lo largo de tres mil años, sólo alterado en períodos concretos (amarniense, saíta, ptolemaico), que se refleja en una serie de leyes escultóricas que son más bien tópicos de representación (no existe el concepto de belleza tal y como lo entendemos en la actualidad, sino de obra bien hecha):

  • La ley de la frontalidad, según la cual las esculturas, aun de bulto redondo,  se presentan para ser vistas de frente (representación de los personajes de frente sin torsión en ninguna parte del cuerpo). En el caso de los relieves y la pintura la ley de la frontalidad se traduce en la representación de las figuras con cabeza de perfil, ojo de frente, torso de frente y piernas de perfil.
  • El principio de jerarquía, donde los personajes se representan a mayor o menor escala según su importancia. Todos se ejecutan de acuerdo con un canon de proporcionalidad cuadrangular o cúbica, según el cual la altura total de la figura es de 18 o 21 cuadrados.
  • Canon de perfil: las figuras se representaban con el rostro, brazos y piernas de perfil, mientras que el tronco y el ojo estaban esculpidos de frente, con un elegante criterio estético que perduro casi invariable.
  • Materiales: Se realizan en caliza, madera policromada y las más importantes en granito y basalto.

Buenos ejemplos son las esculturas de Zoser, Kefrén o Mikerinos; también las del príncipe Rahotep y su esposa Nofret, cuyo tratamiento policromo las dota de mayor naturalismo.


BIBLIOGRAFÍA

Gombrich, E.H. (1997). La historia del arte. Phaidon. 


Merlo, C. (2006). La historia del arte: desde la prehistoria hasta nuestros días. Ediciones Robinbook. 



Lectura sugerida: 

El arte egipcio


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