Para lograr lo que se había propuesto, el Emperador buscó ayuda en los intelectuales que hacían parte de la Iglesia y estableció en Aquisgrán, capital del Imperio Carolingio, el mayor centro cultural. Los monjes, clérigos y el personal administrativo de los monasterios se empezaron a preparar mucho más, para que la cultura saliera directamente desde los centros religiosos, hacia la sociedad en general
Por: Laura V. Orozco, Andrea Suárez, Juditza Fuenmayor, Alberto Jiménez y Shadya Torres.